jueves, 12 de febrero de 2009

"ZaPaToS"


Nada dice más de la gente y la época en la que vive que sus zapatos. Los zapatos hablan de estatus, género, religión, profesión y política. Existen diversos modelos, estilos, colores, tamaños, formas y precios; en cualquier zapatería podemos encontrar, sandalias, botas, mocasín, zapatos de vestir; con tacón alto, bajo, delgado o grueso. Pueden ser de varios materiales como: piel de becerro, lona, tela y piel de animales exóticos; caimán, avestruz, cocodrilo entre otros.
Con frecuencia, las mujeres no se compran zapatos a la medida de sus pies, sino a la medida de sus deseos. Por lo general, la comodidad y la funcionalidad quedan a un lado, lo que triunfa es la coquetería, el impulso por el cual, muchas de las damas suelen comprarlos en un número inferior al que deberían usar, o en un estilo y modelo que no les favorece y que a veces no están acostumbradas a utilizar, por ejemplo los zapatos con tacones, tirantes o terminadas en punta. Esta operación mal calculada trae como consecuencia los enormes “juanetes” o dolorosos “callos”.
Quizá no haya prenda de vestir que atraiga más la atención que los zapatos y no cabe duda que los zapatos bajos, las pantuflas y los tenis en primer lugar, son los más cómodos. Por el contrario, el tacón de aguja, el “stiletto”, excesivamente delgado, obliga a la mujer a adoptar una pose semejante a la que ostentan cuando en ellas se despierta el deseo.
Los zapatos imponen moda y por supuesto, pueden ser objetos extremadamente bellos, son una armadura, protegen del frío, de una superficie rocosa o arenosa, de la suciedad del asfalto, del sol y la lluvia, en fin, pero también simbolizan nuestra forma de ser. Son compañeros y amigos, aun cuando estuviéramos silenciosos, nuestros zapatos revelarían la vida que hemos llevado.

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